Unas 20 mil personas participaron hoy en la tradicional fiesta de la “Tomatina”, que se celebra cada año desde 1945, y que en esta edición fue la primera que se pago para poder acceder a la “guerra” de tomate en Buñol, Valencia.
La organización del evento dispuso la venta de 15 mil entradas a un precio de 10 euros (unos 13 dólares) y entre los que participaron se registraron jóvenes de 60 países, la mayoría de Australia, Japón y Reino Unido, España, Estados Unidos, Canadá y otros países.
El Ayuntamiento de Buñol se reservó cinco mil entradas para vecinos del pueblo, una vez que se optara por hacer la fiesta de pago para brindar mayor seguridad y evitar aglomeraciones, luego de que en años anteriores han participado cerca de 50 mil personas.
Para este año, se dispuso de 130 mil kilos de tomate que se comenzaron a tirarse desde camiones poco antes de las 11:00 hora loca (09:00 GMT) y por espacio de una hora las calles centrales de Buñol y sus protagonistas se tiñeron de rojo.
La tradición de esta fiesta data desde 1945, cuando en las fiestas populares de verano en el desfile de disfraces de cabezudos y gigantes, dos grupos arreglaron sus diferencias con los tomates de un puesto de verduras que estaba allí.
Al año siguiente, los jóvenes repitieron el altercado de forma voluntaria y llevaron los tomates de su casa, y aunque les era impedida la celebración continuaron con la fiesta hasta que fue prohibida a inicios de los años cincuenta.
En 1955, estando prohibida la fiesta, se celebró como protesta “El entierro del tomate”: una manifestación en la que los vecinos portaron un ataúd con un gran tomate dentro.
En 1957 se permitió la Tomatina y se instauró la fiesta de forma oficial, y desde 1980 es el Ayuntamiento de Buñol el que organiza y promociona esta curiosa batalla que les ha hecho mundialmente conocidos.