Fuerzas militares extranjeras atacaron antes del amanecer el sábado el mismo poblado del sur de Somalia donde cuatro miembros de las fuerzas especiales de la Armada de Estados Unidos mataron hace cuatro años al operativo más buscado de al-Qaida, dijeron autoridades.
La operación ocurrió exactamente dos semanas después que extremistas de al-Shabab atacaron el centro comercial Westgate de Nairobi, un atentado terrorista que duró cuatro días y que dejó por lo menos 67 muertos en la vecina Kenia. El líder de al-Shabab, Mukhtar Abu Zubeyr, conocido también como Ahmed Godane, se atribuyó la responsabilidad del ataque y dijo que era en represalia por el despliegue de soldados kenianos en Somalia.
El vecino del poblado de Barawe dijo por teléfono que el ruido del fuego de armas pesada despertó a los habitantes del lugar poco antes de las oraciones de la mañana. El vecino, que insistió en no ser identificado por temor por su vida, no ofreció más detalles.
Un funcionario somalí de inteligencia dijo que los objetivos eran extranjeros “importantes” que estaban en una casa. El funcionario dijo que el ataque fue realizado por una fuerza militar extranjera. El ejército somalí no tiene capacidad para este tipo de operación nocturna. Un segundo funcionario de inteligencia confirmó los hechos. Los dos insistieron en no ser identificados.
Fuerzas armadas extrajeras -con frecuencia de Estados Unidos, pero no siempre- han realizado varias operaciones en Somalia en años recientes contra líderes de las organizaciones al-Shabab o al-Qaida, grupos que tienen una relación oficial.
En septiembre de 2009 una operación a plena luz del día en Barawe, de un equipo de fuerzas especiales de la Armada, llamados SEAL, dio muerte a seis personas, entre ellas Ali Saleh Nabhan, uno de los miembros de más buscados de al-Qaida en la región y supuestamente el que planeó los atentados con bomba en 1998 contra las embajadas estadounidenses en Kenia y Tanzania, que dejaron un saldo de más de 250 personas.
Los ataques terrestres tienen el riesgo de que los efectivos puedan ser capturados o abatidos, pero también permiten recopilar cadáveres y otro tipo de pruebas. Los ataques con misiles desde el mar o con aviones no tripulados tienen menos riesgos para los soldados, pero más probabilidades de muertes de civiles.