La Justicia italiana condenó hoy a cadena perpetua a 24 jerarcas y militares de Bolivia, Chile, Uruguay y Perú acusados de la desaparición de italianos en la Plan Cóndor, el plan represor en América Latina durante las décadas de 1970 y 1980.
El Tribunal de Apelación de Roma cambió de este modo la sentencia en primera instancia de enero de 2017, que estableció ocho cadenas perpetuas pero absolvió a 19 imputados por haber prescrito los delitos, un fallo que había decepcionado enormemente a los familiares acusadores.
Entre los condenados hoy está el exmilitar uruguayo Jorge Néstor Troccoli, de 69 años, el único que ha debido presentarse en el proceso ya que reside en libertad en Italia desde que se escapara de la Justicia de su país en 2007. En un principio fue absuelto.
Ahora, sin embargo, queda por ver si este antiguo militar del cuerpo de fusileros navales durante la dictadura (1973-1985), al que se le imputa la desaparición de una veintena de personas, recurre al Supremo.
La Fiscalía había reclamado cadena perpetua para todos los imputados.
En la primera instancia fueron condenados a cadena perpetua ocho personas, todas en contumacia, sin personarse en Roma, como el dictador boliviano Luis García Meza, fallecido en abril de 2018, y su ministro del Interior, Luis Arce Gómez.
Y también el expresidente peruano Francisco Morales Bermúdez; su primer ministro Pedro Richter Prada, muerto en julio de 2017; el exmilitar peruano Germán Ruiz; los chilenos Hernán Ramírez y Rafael Ahumada Valderrama, y el excanciller uruguayo Juan Carlos Blanco.
Ahora a estos condenados se suman los exmilitares chilenos Pedro Octavio Espinoza Bravo, Daniel Aguirre Mora, Carlos Luco Astroza, Orlando Moreno Vásquez y Manuel Abraham Vásquez Chauan, y el peruano Martín Martínez Garay.
Asimismo, los exmilitares uruguayos José Ricardo Arab, José Horacio Gavazzo, Juan Carlos Larcebeau, Pedro Antonio Mato, Luis Alfredo Maurente, Ricardo José Medina, Ernesto Avelino Ramas Pereira, José Sande Lima, Jorge Alberto Silveira, Ernesto Soca y Gilverto Vázquez.
Ya quedó absuelto desde la primera instancia el teniente uruguayo Ricardo Eliseo Chávez Domínquez, por aquel entonces jefe del Cuerpo de Fusileros navales.
Todos han sido condenados por los delitos de homicidio voluntario y deberán también pagar los costos del juicio y una serie de indemnizaciones a familiares y asociaciones que componen la acusación, como el Frente Amplio uruguayo.
Este proceso comenzó con la denuncia hace exactamente veinte años en Italia, en 1999, de algunos familiares de desaparecidos, un año después de que se ordenara la detención del dictador chileno Augusto Pinochet tras la investigación del juez español Baltasar Garzón.
Ha tratado de depurar responsabilidades por la desaparición de una veintena de ciudadanos latinoamericanos con orígenes italianos, opositores políticos y activistas de izquierdas que desaparecieron en las sombras de la conocida como Operación Cóndor.
La sala del Tribunal romano estaba a rebosar de abogados y familiares de las víctimas, que respiraron aliviados al escuchar una sentencia que, a su parecer, repara de alguna manera aquella de primer grado, tachada de insuficiente.
No ocultaba su emoción Cristina Mihura, viuda de Bernardo Arnone, un militante del Partido por la Victoria del Pueblo desaparecido en Buenos Aires en 1976. Sus pasos, como los de muchos, se perdieron en el Centro Clandestino de Detención ‘Automotores Orletti’.
Gran victoria
El veredicto es “una gran victoria de la Justicia”, explica la abogada Alicia Mejía, que representa a los parientes de Jaime Patricio Donato Avendaño, miembro de la Junta Central del Partido Comunista de Chile y desaparecido en 1976.
Una gran victoria de la Justicia, una gran victoria de la Fiscalía de Roma, que ha seguido este proceso, una gran victoria de las partes civiles que hoy día pueden tranquilamente llorar a sus muertos.
Hasta Roma se desplazó también el viceministro de Justicia y Derechos Fundamentales de Bolivia, Diego Ernesto Jimenez Guachalla, quien aplaudió el fallo y, en declaraciones a esta agencia, aseguró que supone “un remanente de justicia impecable”.
Hoy es posible decirle a la impunidad que no pasará, que es posible esperar justicia”, refirió.
El viceministro además destacó la sentencia como un ejemplo para el futuro:
Es un mensaje simbólico para las nuevas generaciones de que debemos construir la memoria, que quienes cometieron semejantes crímenes no van a quedar en la oscuridad”, refirió.