Un ejercicio militar provocó el mayor de los incendios forestales que han afectado al estado más poblado de Australia en los últimos días, dijeron el miércoles los investigadores.
Más de 100 incendios han dejado un saldo de un muerto y centenares de viviendas destruidas en el estado Nueva Gales del Sur desde el jueves.
Los investigadores concluyeron que un enorme fuego cerca de la ciudad de Lithgow, al oeste de Sidney, comenzó el 16 de octubre en una zona de entrenamiento cercana del Departamento de Defensa y que “se debió a ejercicios con municiones de guerra” en el polígono del ejército, informó el Servicio Rural de Bomberos en un comunicado.
El incendio ha quemado unas 47.000 hectáreas y destruido varias viviendas, pero no se ha informado de muertos o lesionados.
El Departamento de Defensa declinó comentar sobre las conclusiones de los investigadores, pero anteriormente había confirmado que el 16 de octubre realizó un ejercicio militar con munición viva. La entidad también investiga cualquier vínculo entre el ejercicio y el incendio.
La revelación enfureció a Mark Greenhill, alcalde de la comunidad de Blue Mountains, que ha sido azotada por varios de los incendios en la última semana.
“Yo habría pensado que en un día así -un día seco, caliente, con vientos- las fuerzas armadas australianas habrían sabido que no era una buena idea” usar munición de guerra, dijo Greenhill en entrevista con la cadena televisiva Australian Broadcasting Corp.
El primer ministro de Nueva Gales del Sur, Barry O’Farrell, defendió a las fuerzas armadas.
“Quiero asegurarme de que esto no le resta mérito a los esfuerzos que ha realizado el Departamento de Defensa en la última semana para ayudar a los servicios de emergencia del estado a combatir esos incendios”, le dijo O’Farrell a Seven Network.
Mientras tanto, vientos que estaban avivando las llamas y arrojando brasas sobre comunidades amenazadas amainaron el miércoles, luego que numerosos residentes de Blue Mountains tuviesen que evacuar sus casas.
Se dijo a los residentes que podían regresar a sus hogares el miércoles por la noche, cuando temperaturas más frescas llegaron a la región y se disiparon temores de que las llamas podían extenderse y amenazar las casas. No hubo reportes de heridos ni pérdidas el miércoles.