Definió que los estudios también servirán para identificar los niveles de las edificaciones, los materiales, suelos y pavimentos. “También para medir los riesgos de inundaciones, erosión, y saber hasta dónde es posible construir y hasta dónde deberíamos dejar las áreas despejadas de vivienda y dedicarlas a espacios de recreación”.
La profesora de la FADU advirtió: “Hay lugares que continuamente se están inundando, y lo que debemos hacer es marcar un perímetro para no estar invadiendo, porque es un problema para la gente que vive ahí; entonces hay que reubicarla, pensar en una construcción tipo palafito sería una de las estrategias”. La construcción tipo palafito consiste en que las casas estén soportadas por pilares de madera o concreto.
Aseveró que es necesario integrar programas de ordenamiento y tener en cuenta que las ciudades con cuerpos de agua interior, como las de esta zona, constituyen un gran valor, pero, paradójicamente, se les está contaminando, rellenándolos como si fueran un problema cuando en realidad hay que revitalizarlos y aprovechar sus valores ecológicos.
Para finalizar, destacó que sería importante liberar los espacios más cercanos a las lagunas, contar con suelos más permeables e implementar más vegetación, luego de señalar que más del 80% de la zona conurbada está rodeada de cuerpos de agua.
“Está todo el sistema lagunario al poniente, al sur tenemos el río Panuco, al este el golfo de México; esto ha hecho que la ciudad no crezca dispersa, a diferencia de otras ciudades mexicanas que no tienen estos límites. De ahí la importancia de los proyectos”, concluyó.