Este 1 de julio, el presidente Andrés Manuel López Obrador celebra su victoria electoral de 2018 con un informe de gobierno y un mitin en el Zócalo.
Desde que tomó posesión del cargo han pasado 255 días, y se han desarrollado 148 ruedas de prensa matutinas.
De ellas, 145 han sido “normales”, es decir, programadas. Tres son consideradas extraordinarias, es decir, correspondieron a la emergencia tras la explosión de un ducto en Tlahuelilpan, Hidalgo.
El número de preguntas que se le han hecho al presidente rondan las 2 mil 500 y más de 170 horas de comparecencia ante los medios de comunicación.
La rueda de prensa matutina se ha convertido en un fenómeno mediático en sí mismo.
La transmisión en directo vía los estatales canales 14, y de forma parcial en los 11 y 22, además de su difusión en canales y redes sociales del gobierno de la República.
Desde su inicio, en diciembre se convirtió en la obligada fuente de información y de reacciones a sucesos de la vida nacional, en donde la falta de detalle o de datos duros se compensa con una profusión de frases que llegan a primeras planas.
La rueda de prensa mañanera no ha variado en formato desde su primera etapa, entre 1999 y 2005, cuando el hoy presidente encabezaba las ruedas de prensa en el Ayuntamiento de la Ciudad de México cuando fue Jefe de Gobierno.
Sigue siendo el presidente quién da la palabra, quien marca los temas centrales a tratar y con ello echa a andar los recursos, cámaras, operadores, grúas, máster del Centro de Producción de Programas Informativos y Especiales, CEPROPIE, que desarrollan una transmisión impecable.
La conferencia se ha convertido en tema para articulistas, líderes de opinión y analistas de televisión, que cuestionan la utilidad y la continuidad de las ruedas de prensa matutinas.
La certeza de la presencia del presidente todas las mañanas de lunes a viernes en Palacio Nacional, sigue atrayendo a manifestantes a diario.
Todo esto ha convertido ya a la conferencia de prensa matutina en un hito a nivel mundial.
