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Quería 'El Chapo' un misil antiaéreo.

Reportes del gobierno estadounidense señalan que integrantes del cártel de Sinaloa solicitaron, en 2009, a contrabandistas de armas un misil antiaéreo, diversas armas antitanque, lanzagranadas.
Reportes del gobierno estadounidense señalan que integrantes del cártel de Sinaloa solicitaron, en 2009, a contrabandistas de armas un misil antiaéreo, diversas armas antitanque, lanzagranadas.

Los compradores de armas en Estados Unidos al servicio de los cárteles de la droga lograron adquirir lotes de hasta 400 piezas de alto calibre y enviarlas a México antes de ser descubiertos, lo que alude a la capacidad de estos traficantes para dotar de poder de fuego a las organizaciones, revela un reporte del Departamento de Justicia que documenta 25 casos relevantes entre 2007 y 2012 sobre células que operaron el trasiego de armamento a territorio mexicano.

Los cárteles de Sinaloa, Los Zetas y La Familia Michoacana lograron tejer redes dedicadas a la adquisición a granel o al menudeo, lo mismo de rifles de asalto A-47, conocidos como “cuernos de chivo” o de tipo AR-15, que armas de calibre 50, capaces de penetrar blindaje; así como equipos tácticos militares (como lentes de visión nocturna), granadas y municiones.
En tres de estos casos agentes encubiertos de la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF), que se hicieron pasar como integrantes de cárteles, lograron detectar a los compradores e impidieron, por ejemplo, el paso a México de un misil antiaéreo y armas antitanques para Joaquín El Chapo Guzmán. También se descubrió la participación de un ex militar estadounidense que pretendía vender pertrechos de la milicia, o grupos de hasta más de 30 sujetos dedicados a comprar el arsenal en pequeñas cantidades para impedir su detección.
Las operaciones fueron descubiertas en los estados de Texas, Arizona, California, Florida y Nuevo México.
Entre los casos que destacan está el de los mexicanos David Díaz Sosa y Jorge de Jesús Castañeda, detenidos a partir de una operación encubierta de la ATF, cuando en 2009 comenzaron a negociar con los agentes estadounidenses la compra de armas para el cártel de Sinaloa.
El pedido incluía un misil antiaéreo Stinger, diversas armas antitanque, lanzagranadas, granadas, y ametralladoras; como parte de la transacción se acordó que además del pago en efectivo, el lote se costearía con remesas de metanfetaminas que entregaría el cártel de El Chapo para cubrir el monto —aunque éste no se reveló—. La entrega se pactó el 17 de febrero de 2010, fecha en que los traficantes fueron detenidos en flagrancia.
Díaz Sosa fue condenado en agosto de 2012 en el Distrito de Arizona a 25 años de prisión después de declararse culpable “por diversas violaciones relacionadas con sus esfuerzos para adquirir armamento de grado militar de Estados Unidos para la exportación a México” para ser utilizado por la organización que lidera El Chapo Guzmán.
El mexicano aceptó su culpabilidad en el cargo de conspiración “para adquirir y exportar un misil antiaéreo, para poseer ametralladoras y pistolas de transferencia para su uso en un delito de tráfico de drogas”; mientras que el presunto cómplice De Jesús Castañeda fue sentenciado a 12 años de prisión.
En otro caso, los estadounidenses Christopher Sean Steward y Jacob Anthony Montelongo fueron sentenciados a nueve años de cárcel en Arizona, ya que el gobierno de Estados Unidos los considera “dos de los testaferros más prolíficos en el tráfico de armas en Phoenix”; sólo durante un periodo de seis meses (entre diciembre de 2009 hasta junio de 2010), pagaron más de 176 mil dólares en efectivo para la compra de 289 armas de fuego, incluyendo 260 rifles de asalto AK-47, 20 pistolas y otras “armas de elección” de los cárteles de la droga mexicanos.
También aparece en el documento el caso del ex sargento del ejército de Estados Unidos, Manuel Zamora Mendoza, quien fue detenido el 3 de julio de 2010, cuando intentaba entrar a México desde Laredo, Texas, en posesión de siete fusiles, dos pistolas, seis visores y 6 mil 729 cartuchos de municiones y un par de gafas de visión nocturna ocultos en su vehículo.
Los Zetas también tenían a sus proveedores, un par de ellos fueron identificados en Texas como Marino Castro Jr. y Edward Levar Davis, quienes desde San Antonio dotaban de arsenal al cártel, a través de pequeños compradores, aunque no existe un estimado de cuántas armas entregaron a la organización, tan sólo entre mayo y agosto de 2010 las autoridades interceptaron a esta célula más de 200 armas de fuego, incluyendo pistolas, rifles de asalto AK-47 y AR15, así como rifles para francotirador Barrett calibre .50
Otra célula de siete traficantes detectada en una tienda de Madera, California, logró enviar a México —entre 2006 y junio de 2009—, un total de 400 rifles para dotar a los cárteles del narcotráfico mexicanos, bajo el presunto liderazgo de un sujeto identificado como Gregorio Salgado López; mientras que se descubrió que la tienda Uniformes de Texas vendió entre septiembre de 2009 y diciembre de 2011, un total de 800 chalecos antibalas, a grupos del crimen organizado.
En Fort Worth, La Familia también tenía una célula de siete sujetos dedicados a compra de armas, para enviarlas a México, hasta que fueron descubiertos en 2009.

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