Los incendios forestales envolvieron este martes la ciudad australiana de Sydney con una capa de humo tan densa que en algunos lugares era 11 veces peor que el nivel desde el que se considera “peligroso”, y que podía activar las alarmas antiincendios.
La ciudad canceló los transbordadores y algunas oficinas del centro fueron evacuadas.
Las autoridades sanitarias locales recomendaron a la gente que se quedara en el interior todo lo posible y que las personas con problemas cardiacos y respiratorios evitaran toda actividad al aire libre.
“El humo aquí en Sydney es especialmente malo hoy, es una de las peores calidades de aire que hemos visto”, dijo a la prensa Richard Broom, de la agencia sanitaria de Nueva Gales del Sur.
Simplemente instamos una vez más a que la gente se tome estas condiciones en serio”.
Las ambulancias han respondido cada día a decenas de avisos por problemas respiratorios, indicó el responsable de NSW Ambulance, Brent Armitage.
Por su parte, el servicio ferroviario Sydney Trains advirtió que el humo que llega a la ciudad desde los incendios a las afueras podría activar los detectores de incendios en las estaciones de tren.
Según el gobierno regional, en algunos puntos de la ciudad el índice de calidad del aire es 11 veces más peligroso de lo normal.
Dada la penosa calidad del aire, no debería obligarse a los trabajadores a desempeñar tareas al aire libre mientras persista la neblina, dijo el secretario asistente de la organización sindical Unions NSW, Thomas Costa.
Se esperaba que el viento ayudara a despejar el aire, pero también que avivara los incendios, según las previsiones meteorológicas.
Vientos fuertes podrían agravar las condiciones
Los bomberos de zonas rurales de Nueva Gales del Sur afirmaron que la espesa capa de humo que recubre el este del país permitió, no obstante, “retrasar el empeoramiento de las condiciones” favorables a los incendios.
Sin embargo, “los vientos cada vez más fuertes podrían agravar estas condiciones por la tarde”, matizó la misma fuente.
El martes por la mañana, el estado de Nueva Gales del Sur contaba con casi un centenar de incendios de arbustos, mientras que en el estado de Queensland había decenas.