LO QUE NADIE QUISO VER DEL GORDILLAZO.

GORDILLONadie se dio cuenta de nada. Por casi un cuarto de siglo gastó a manos llenas y lució de manera excéntrica la capacidad de ejercer el poder tanto en su modo de vida como en la de los demás. Pero para todos los que debían verlo, las cosas fueron de lo más normal.

La detención de Elba Esther Gordillo y el recuento de los daños y los años solo evidencian el ridículo con que quedan autoridades pasadas, la complicidad con la que se desenvolvieron y su capacidad para hacerse de la vista gorda ante lo que para todos resultaba evidente.

Se tuvo que recurrir a la inteligencia financiera de Hacienda (y lo que es el colmo, ahora a cargo de Alberto Bazbaz, famoso por el caso Paulette) para que se detectara la circulación de millones del SNTE con destino a la tarjeta de crédito de ‘La Maestra’.

Nunca antes, ni cuando pagó más de 700 mil dólares en 1991 por un terreno en EEUU; ni cuando pagó más de 900 mil en la construcción de una casa en esa superficie en 1995; nada, a nadie le pareció extraño. Debe ser porque es más o menos lo mismo que gasta cualquier derechohabiente del INFONAVIT por una mansión de 50 metros cuadrados y muebles de melamina ponderosa.

Tampoco espantó que en 2009 ofreciera una recompensa de mil dólares por la localización de un perrito papillón, después de todo, cualquiera hace algo similar por dar con el paradero de Solovino y Firulais.

Que quiso regalar Hummers como si de llaveros se tratara, viajes en crucero o que tenía una colección de bolsos de diseñador que con seguridad logró a través de tandas se convirtió en algo normal que causaba indignación en todos, menos en los que podían y debían hacer algo.

Las posiciones estratégicas para sus familiares y allegados en la SEP, la Lotería Nacional y el ISSSTE, así como la capacidad para crear un partido político (que todos sabemos cuestan lo mismo que mantener a los Valedores de Iztacalco) no encendió nunca un foco rojo y ya no se diga un poquito de suspicacia. Lo que pasa es que somos malpensados y unos resentidazos sociales a los que nos arde no saber movernos para terminar diciendo “a mí que no me den , nomás que me pongan donde haiga”.

Escuchar ahora a Vicente Fox decir que nunca vio un movimiento extraño en el actuar diario de la ex lideresa magisterial es algo lógico entre un seguidor de José Luis Borgues que debe tener bastante en común con quien creó el virus AHLNL. Si el hijo de Marta Sahagún fue designado diputado plurinominal por el partido de Elba es mera coincidencia. También lo es que este muchacho corra a esconderse para evitar las preguntas de la prensa.

Lo peor es que con todo esto no vemos y no queremos ver las cosas ocultas que implica la detención de ‘La Maestra’. Eso es, que en este sexenio nos dejaron sin la faramalla de ver a los detenidos ante las cámaras de TV (o mejor aún, aprehendidos en vivo y en directo y con repetición instantánea) y por eso no hay una sola imagen del momento justo en que le decían a Doña Elba “está despedida”.

Pero lo más ruin, lo imperdonable, es que con el ‘Gordillazo’ hayan tapado y borrado algo que debió merecer la atención de todo un país y que nadie recordó por ver a Elba Esther tras las rejas sin soltar sus lentes Bvlgari mientras sigue bebiendo sus botellas de agua Fiji, jamás tocada por el hombre. Nadie recordó que precisamente el día en que apareció en la rejilla de prácticas se cumplían 24 años de que perdimos al maestro de maestros Mauricio Garcés. No es que uno quiera verse sospechosista, pero aquí algo suena a que no quieren que sepamos que con seguridad, en un tiempo no muy lejano, todos añoraremos las aventuras de ‘la mujer invencible’ a quien solo le faltó tener un reality al estilo de las Kardashian.

Llegará el día en que con una sonrisa en la boca ‘La Maestra’ nos diga: “Están heridos, están adoloridos, están atormentados. Tienen razón, debe ser horrible tenerme y después perderme”. Y entonces sí, nos darán ñáñaras.

El vocho que tampoco nadie ve

Siguiendo con el tema de esas cosas que para todos resultan normal hasta que políticamente existe un desacuerdo, se encuentra el nuevo detallito de Carlos Romero Deschamps, líder del sindicato petrolero. De acuerdo con la revista Proceso, el siempre humilde y discreto Charles le regaló a su hijo una baratija de vehículo llamado Enzo Ferrari. Su precio es de 2 millones de dólares y corresponde a una edición limitada de las cuales deben existir sólo 399 unidades en el mundo. Para tener una de estas patas de hule es necesario que cuente por lo menos con la propiedad de al menos otros dos modelos Ferrari y demostrar solvencia económica. Y si alguien puede hacer eso es Romero Deschamps, cuya hija Paulina nos compartió en alguna ocasión en su Facebook el paseo en jet privado que da a sus mascotas mientras degusta viandas y bebidas como cualquiera que consume una comida corrida. ¿Será que después del ‘Elbazo’ las baterías se enfocarán en este líder? Ni que fuera Día de Reyes. La inteligencia financiera tiene sus límites y tal parece que ser senador del PRI (cuyo partido evitó transparentar el uso de los recursos en los sindicatos) y portarse como un hombre de partido, sin hacer olas, es suficiente para que por ahora digan que ni hay denuncias ni se ven irregularidades. A lo mejor en dos o tres sexenios y eso si se porta mal. Si para todo hay niveles.

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