El procurador de Justicia de Quintana Roo, Gaspar Armando García Torres, declaró hoy que, de acuerdo con las investigaciones sobre el ataque de un tigre a un niño de cuatro años en un hotel de la Riviera Maya, “hubo un descuido total de los familiares”, pero también “una situación de descuido” por parte del centro de hospedaje, que carecía de vigilantes que evitasen la aproximación del infante a la jaula.
El funcionario defendió el trabajo que ha realizado la dependencia a su cargo, en cuanto a las investigaciones del caso, las visitas al hotel y la toma de declaración de los involucrados: testigos, personal del hotel y familiares, incluido el menor de origen italiano.
Este lunes dijo que los procedimientos han sido apegados a derecho y que, hasta el momento, podría concluirse que lo ocurrido no se trata de un delito penal, sino de una responsabilidad de tipo civil.
“No se está omitiendo que hubo responsabilidad, simplemente estamos deduciendo que no es de tipo penal, sino civil. Hay una responsabilidad civil, sin duda alguna, que valdría la pena que le diera seguimiento la familia del menor; la otra, la debe determinar Profepa, en razón sobre la estancia del animal y si se contó o no con las medidas de protección o de seguridad, considerando el tipo de animal”, indicó.
La semana pasada, la delegación de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) en Quintana Roo, emitió un comunicado asegurando que el hotel cuenta con permisos para tener al tigre dentro de sus instalaciones y que éstas, cumplen con medidas de seguridad, lo cual fue refutado posteriormente por la Sociedad Protectora de Animales de Cancún.
La organización civil advirtió que denunciará ante la Función Pública a los funcionarios de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) que expidieron los permisos, mientras que el padre del niño, Antonio Salerno, acusó a la Profepa de mentir al afirmar que en el sitio había incluso letreros de advertencia.
García Torres explicó que el expediente sigue en integración, pero está a punto de concluirse y, si bien eludió especificar de quién sería la responsabilidad de lo sucedido, señaló que las evidencias refieren que el tigre se encontraba resguardado con las medidas de seguridad correspondientes y que fue el probable descuido de sus familiares del menor lo que propició que el niño llegase hasta en donde se encontraba el tigre y fuese mordido por éste.
“Lo que nos está arrojando es que el tigre se encontraba en un lugar, con todas las medidas de seguridad; estaba dentro de una jaula, con un cerco de madera y tenía un cristal mediante el cual se le podía ver. Aquí el detalle es que hubo un descuido total de familiares -y no hablo de los papás, porque ellos no estaban ahí en ese momento, estaban en la recepción- eran familiares del menor quienes lo tenían a su cuidado”, expresó.
En efecto, el 21 de agosto pasado Antonio Salerno y su familia llegaron al hotel Bel Air Xpuha en la Riviera Maya. Mientras él y su esposa se encontraban registrándose, el niño de cuatro años, jugaba con su hermana, bajo el cuidado de otros integrantes de la familia, de acuerdo con la narración del padre del pequeño.
El procurador detalló que, de algún modo, el niño llegó hasta donde se encontraba el tigre blanco -un encierro de “cristal”- dejando atrás el cerco de madera, un barandal de un metro de altura, una zona de precaución.
“El menor se va por la línea por donde pasan las personas que cuidan y alimentan al animal. Es una zona totalmente alejada de la zona desde donde puedes observar al animal. Aquí lo que llama la atención es que había familiares que aparentemente estaban cuidando al menor y no tienen ninguna precaución”, manifestó.
García Torres también reconoció que en el encierro había un hueco, a través del cual, el personal del hotel introducía el alimento para el tigre y fue por ahí por donde el niño metió la mano para acariciar al felino y éste lo mordió, arrancándole prácticamente el dedo medio de la mano izquierda.
El funcionario estatal fue cuestionado sobre cómo habiendo tantas medidas de seguridad, un niño de cuatro años llegó hasta el felino, rebasándolas todas, sin que ningún empleado de seguridad del hotel Bel Air Xpuha, se diera cuenta y lo detuviera.
“Considerando el tipo de animal, hablamos de que debió haber medidas del hotel, pero esto no raya en una responsabilidad penal; hay situaciones de carácter interno que sí rayan en una situación de descuido por parte del hotel, por no tener un guardia o alguien pendiente, porque por supuesto que hay que tener todos los cuidados, no se trata de cualquier animal (…) puede poner en peligro cualquier vida”, respondió.